
Allá por el año 2009 la escena independiente norteamericana se vió irrumpida para bien por el primer trabajo de una banda de Seattle llamada Telekinesis, en realidad se trataba del proyecto detrás de la mente creadora de Michael Benjamin Lerner y sus canciones eran un ramillete de divertidas melodías de verano con letras cargadas de optimismo y entusiasmo. El prestigio de la banda quedó muy alto dejando grandes expectativas para lo que sería la siempre difícil prueba del segundo álbum. La desilusión total que causó su trabajo posterior, el EP Parallel seismic conspiracies del 2010, tiró por la basura todo el prestigio que la banda había obtenido.
Al parecer la mala experiencia del 2010 sirvió al señor Lerner para recapitular y volver nuevamente a sus raíces de ese power-pop a veces tan agresivo y dulce a la vez.
A principios de 2011 lanza su segundo larga duración titulado 12 desperate straight lines y pronto se ha convertido en uno de los mejores trabajos que he escuchado en lo que va del año. Para esta placa Telekinesis refina su sonido sin perder la esencia. Suena a día de playa y es inmediato el entusiasmo que inspiran al momento de escuchar los primeros acordes de You turn clear in the sun. Trajes de baño, agua, viento, diversión, romance, surf y un xilófono que hipnotiza es lo que nos viene a mente. La voz de Benjamin es transparente y atractiva, el sonido de los intrumentos es poderoso pero armónico.
Para el track 2 ya siento que Telekinesis ha vuelto a esa música que sabe hacer muy bien y tan buenos resultados le había dado, la canción es Please ask for help. El ritmo sigue siendo acelerado pero ahora comienzan a sonar esos malditos acordes de guitarra ochentera muy a la The Cure que tanto me fascinan actualmente. Sí, es cierto ellos han vuelto y mejorados.
Para el track siguiente, 50 ways, quedo totalmente desconcertado, la banda clama la herencia de su ciudad natal, el grunge, y se escuchan los lamentos de una afilada guitarra muy nirvanesca. Ahora ese pop tan melódico se ha convertido en el crudo rechinar de corrosivas máquinas que asfixian. El resto del disco transcurre entre esta diversidad; ora en el rock sesentero, ora en el pop oscuro de los ochentas y un breve paseo nuevamente por el grunge haciendo de este disco una verdadera delicia.
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