
“Y para que las cosas que deben ser recordadas no perezcan con el tiempo y desaparezcan de la memoria de quienes nos sucedan, yo, al ver tantos males y a todo el mundo al alcance del Maligno, como si ya estuviera entre los muertos, yo, que espero a la muerte, he puesto por escrito todas las cosas que he presenciado.
Y para que lo escrito no fenezca con el escritor y la obra desaparezca con el artífice, dejo notas para que se continúe este trabajo, por si algún hombre sobrevive y algún miembro de la raza de Adán escapa a esta pestilencia y retoma el trabajo que he comenzado...”
Edad Media, año 1348, toda Europa es asolada por una gran epidemia de peste bubónica de dimensiones catastróficas matando a más de 25 millones de personas en todo el continente. Durante esa época las enfermedades se propagaban con mucha rapidez debido, entre otras cosas, a que no se contaba con los avances médicos de la actualidad así que el ser humano solo podía contar con su sistema inmunológico como defensa ante ataques de virus y bacterias. Además las medidas higiénicas eran precarias y la alimentación solía ser deficiente. La concentración de personas en ciudades pestilentes, la contaminación de los pozos, la falta de organización sanitaria, las calles pobladas de cerdos y ratas, la invasión de pulgas, fueron una suma de factores que contribuyó a extender los casos de infectados por la peste negra expandiendo el mal por todo el continente aceleradamente.
Y para que lo escrito no fenezca con el escritor y la obra desaparezca con el artífice, dejo notas para que se continúe este trabajo, por si algún hombre sobrevive y algún miembro de la raza de Adán escapa a esta pestilencia y retoma el trabajo que he comenzado...”
Edad Media, año 1348, toda Europa es asolada por una gran epidemia de peste bubónica de dimensiones catastróficas matando a más de 25 millones de personas en todo el continente. Durante esa época las enfermedades se propagaban con mucha rapidez debido, entre otras cosas, a que no se contaba con los avances médicos de la actualidad así que el ser humano solo podía contar con su sistema inmunológico como defensa ante ataques de virus y bacterias. Además las medidas higiénicas eran precarias y la alimentación solía ser deficiente. La concentración de personas en ciudades pestilentes, la contaminación de los pozos, la falta de organización sanitaria, las calles pobladas de cerdos y ratas, la invasión de pulgas, fueron una suma de factores que contribuyó a extender los casos de infectados por la peste negra expandiendo el mal por todo el continente aceleradamente.
Las imágenes apocalípticas que pasan por nuestras mentes al leer esto bien podrían ser la fuente de inspiración para las creaciones de la banda Her name is calla. Originarios de Leicester UK predican la religión del post-rock en su forma más dramática. Seguidores indiscutibles del legado que dejó la banda de post más grande todos los tiempos Godspeedyou black Emperor! nos regalan lo que bien podría ser el soundtrack del fin del mundo.
Sus canciones son ricas en instrumentación creando una atmósfera oscura, desgarrada y deprimente pero sumamente bella como mostrando la parte más emocional del fin de los tiempos. En el 2010 lanzan el álbum The Quiet Lamb donde muestran a plenitud el abanico sonoro del que disponen. El disco abre con Moss Giant, pieza instrumental que ilustra de manera singular el campo de esa Inglaterra de La Edad Media. Por doquier cuerpos inertes cubiertos por la nieve tumbados sobre charcos de líquido negro y en sus pieles gigantescas y oscuras bubas al descubierto son la prueba inequívoca de la pandemia. En un poblado a la orilla del camino entre Oxford y Bath una niña de 5 años llamada Agnes acaba de fallecer, un hilo de sangre recorre sus labios y Kivrin, tras besarle la mejilla y acariciar por última vez sus rubios rizos, la deposita suavemente en ese agujero en la tierra que terminó de cavar hace unos minutos, la pequeña fue la última integrante de toda la familia en morir, entonces el llanto de un violín parece despedirla mientras entra por primera vez la voz de Tom Morris, más que un canto parece un lamento y es inevitable la comparación con Thom Yorke debido a la similitud del timbre entre ambos.
Una trompeta lejana y fantasmal hace su aparición en Pour More Oil acompañada del triste sonido de las cuerdas del violín y Kivrin, después de dejar a Agnes se dirige a la pequeña Iglesia en busca del Padre Roche; uno de los pocos sobrevivientes en el pueblo ante la devastadora enfermedad que, a ojos del sacerdote, no es más que el castigo de Dios a la humanidad. La única opción ahora es montar el burro de Roche y emprender la huída hacia Escocia donde al parecer la epidemia aún no ha asolado a la población. Al llegar lo descubre tumbado en el campanario delirando por la fiebre tan alta y tratando de drenar una buba que brota de la ingle. Kivrin siente la locura y la desesperación a flor de piel y esa impotencia se convierte en odio y resquemor. Para entonces el track 3 Condor and river, canción más larga del plato (17 minutos llenos de altibajos sonoros) llega al clímax del disco, tras casi 6 minutos de aparente calma todo estalla en caos, demencia y angustia, ora la voz de Morris se convierte en un grito de pesimismo y las guitarras se escuchan distorsionadas al rápido y bélico compás de la batería y cuando uno cree que todo se va al infierno y solo hay dolor y angustia de repente todo vuelve a una hermosa calma, es la resignación ante la muerte, ahora todos los instrumentos suenan delicados y el canto de Morris es dulce y armonioso. Kivrin ahora volverá al cielo, ese lugar de donde vino en forma de estrella fugaz y que nunca podrá mostrale a Agnes y a Rosemund y al padre Roche y piensa para sí misma: “es una enfermedad, no es culpa de nadie” mientras escuchamos el lento cantar de una guitarra acústica y la sedante voz de Morris en Long Grass.
Ahora a manera de ejercicio creativo dejo a imaginación de ustedes el resto del disco, que sin duda, creará una serie de sentimientos encontrados al escucha por la indiscutible sensibilidad en las creaciones de esta notable agrupación.
Yo por mi parte me he inspirado en la fascinante historia de la novela "El Libro del día del juicio Final" de Connie Willis
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