Para ir cerrando el año adecuadamente les dejo una muestra más de ese estilo que abarrotó todos los espacios y estuvo presente en todos los reproductores durante los últimos doce meses, me refiero al emotivo shoegaze que ha vivido algo así como un revival mundial y que se ha convertido en el estilo preferido de esa nueva generación de jóvenes músicos que buscan crear algo “distinto” y que han tomado como base esas atmósferas de aires adolescentes saturadas de reverbs y delays para darle una importante bifurcación de sub-estilos y una notable variedad de texturas y ritmos a este movimiento.
En esta ocasión voy a hablar de Mint Julep, un dueto originario de Boston pero radicado en Portland formado por el matrimonio Kenniff; Él, Keith, se encarga de la composición y de los instrumentos, además ya es reconocido en ciertos circuitos gracias a su proyecto personal de ambient Helios. Ella, Hollie, es la responsable de echar a andar nuestra imaginación con su ensoñadora voz y su dulce canto que es calmo y potente a la vez. Sus composiciones que mezclan el shoegaze, el ambient y la electrónica son canciones de texturas oscuras pero de una bizarra belleza embriagante que causa adicción. Por momentos pueden sonar un tanto agresivos con esa contundencia sutil muy al estilo de The Joy Formidable y después la parte electrónica nos hace emparentarlos con The Big Pink. Varias capas de sonido, donde incluso hay algunas que son casi imperceptibles pero al momento de descubrirlas se tornan en una exquisitez, le dan la forma final al trabajo de este dueto que podría llegar a sonar hasta un tanto épico.
El nombre de la agrupación hace referencia a una bebida alcohólica a base de agua y menta que es tradicional en el sur de los Estados Unidos, no tengo la mínima idea a que sepa pero estoy seguro que si la música de este dueto es concebida bajos los efectos de esta bebida e inspirada por sus propiedades no tengo una duda que se trata de un contundente pero sutil madrazo de sabor.

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