
Después de dos inmejorables discos de estudio, en especial aquel Actor de 2009 que sin duda fue de lo mejor de aquel año, Annie Clark AKA St. Vincent presenta su tercer LP titulado Strange Mercy en el que se rodea de grandes colaboradores como McKenzie Smith de Midlake, Phil Palazzolo de Okkervil River o Daniel Hart de The Polyphonic Spree. La fórmula impresa en su estilo no ha variado mucho con respecto a los platos anteriores, sus canciones siguen siendo estructuras densas y complicadas más centradas en la experimentación que en la propia composición en sí, Annie tiene demasiada habilidad en sus manos para manipular su Fender de manera que le exprime sonidos inimaginables que van desde el más calmo y nostálgico arpegio como suave goteo hasta el más corrosivo riff como en Northern Lights o Chloe in the afternoon y si a esto le agregamos la dulce y clara voz de la Clark el resultado es una rara mezcla entre ternura y demencia a la vez.
La instrumentación clásica sigue estando presentes, hay violines, pianos y sobretodo el favorito clarinete que suelen incorporar, pero además de eso ahora incluyen algunos elementos electrónicos como en Cruel, dándole un poco de frescura a los ambientes. En lo particular considero este Strange Mercy como el mejor disco hasta la fecha de Annie Clark, demostrándonos que en los terrenos del pop también hay cabida para la experimentación y que el resultado puede ser digno de halagos como en esta ocasión.
La instrumentación clásica sigue estando presentes, hay violines, pianos y sobretodo el favorito clarinete que suelen incorporar, pero además de eso ahora incluyen algunos elementos electrónicos como en Cruel, dándole un poco de frescura a los ambientes. En lo particular considero este Strange Mercy como el mejor disco hasta la fecha de Annie Clark, demostrándonos que en los terrenos del pop también hay cabida para la experimentación y que el resultado puede ser digno de halagos como en esta ocasión.
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