viernes, 1 de julio de 2011

Beirut - The Rip Tide (2011)

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Los instrumentos de viento-metal nunca volvieron a ser vistos de la misma manera a partir de que el mundo conoció el proyecto personal de ese joven prodigio de la música oriundo de Nuevo Mexico llamado Zach Condon. Beirut nos ha hecho sentir profundamente la belleza de esos arreglos preciosistas en los intrumentos de metal que este tipo conoce a la perfección y que le han servido de trampolín para recaudar miles de seguidores en todo el planeta.


Ahora, después de un par de años de ansiosa espera podemos escuchar por fin el tercer disco de larga duración de esta banda que flota entre el indie y el folk de manera tan natural y fluida como quien se bebe una copa de vino. El título de este majestuoso trabajo es The Rip Tide y supera con creces las expectativas generadas a partir de la edición del EP The March of Zapotec / Holland.

En esta ocasión la banda parece alejarse un poco de esos ambientes de tintes oscuros de sus trabajos anteriores presentando ahora una placa llena de luminosidad y de cierto optimismo donde Zach ahora quiere coquetear un poco con el mainstream como para demostrarle a todo, todo el mundo su capacidad para sensibilizar cualquier espíritu con sus armonías, cosa que sinceramente me parece sale sobrando.


Así pues, Beirut recapitula cada una de las etapas de sus platos anteriores para crear una acertada mezcla de canciones donde podemos escuchar ese sonido balcánico de sus primeros títulos, pero también esos ritmos Galos que nos regaló con The Flying Club Cup y se puede sentir el sonido de Oaxaca y hasta las experimentaciones electrónicas que usó en Holland creando todo un bagaje rico en sonoridad y en texturas.

Me atrevo a declarar que posiblemente este sea el mejor disco que he escuchado en el 2011 y nuevamente he vuelto a experimentar esas sensaciones encontradas que solo esta banda puede crear. Es como sentirse traicionado por tus propios sentimientos y dejarse llevar sin importar lo maltrecho que pueda quedar tu espíritu, al final siempre quedará ese dejo como un sinsabor de efectos placenteros y prolongados.

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